Zarzuela19
La zarzuela en el siglo XIX alcanzó un desarrollo fundamental que la consolidó como uno de los géneros más representativos de la cultura española. Este tipo de teatro musical, que combina partes cantadas, habladas y bailadas, reflejaba la vida cotidiana y los problemas sociales del momento con un lenguaje accesible y cercano al pueblo. A mediados del siglo, surgieron importantes compositores como Francisco Asenjo Barbieri, quien impulsó la creación de zarzuelas con identidad nacional. Obras como El barberillo de Lavapiés o Pan y toros marcaron el auge del género. Además, en 1856 se inauguró el Teatro de la Zarzuela en Madrid, símbolo de su creciente prestigio.
En este siglo también se diferenciaron dos formas principales del género: la zarzuela grande y el género chico. La zarzuela grande era más extensa, con mayor desarrollo dramático y musical, dirigida a un público más culto. Por otro lado, el género chico surgió en la década de 1860 como respuesta a la demanda de funciones más cortas y económicas. Estas obras, de unos 30 minutos a una hora, trataban temas populares y urbanos con un tono ligero y humorístico. Se representaban principalmente en teatros pequeños como el Apolo, donde se formó una estrecha conexión con la vida de los barrios madrileños.
La zarzuela del siglo XIX no solo ofrecía entretenimiento, sino que también actuaba como un espejo social y cultural. A través de sus personajes —a menudo tipos populares como chulapos, manolas, soldados o criadas— se retrataba el sentir del pueblo y se criticaban las injusticias sociales. Su música incorporaba elementos del folclore español, lo que fortalecía su arraigo nacional. Este siglo sentó las bases para la evolución del género en el XX, dejando un legado duradero que sigue vivo en escenarios y festivales de música lírica española.